Milei respondió a la demanda presentada por la familia de Ian Moche, afirmando que el tuit cuestionado fue publicado desde su “cuenta personal” y criticó lo que definió como una “cultura de la cancelación”.

El Presidente respondió así a la acción judicial impulsada por la familia del niño, que solicitó que se ordenara borrar el mensaje en el que Milei lo vinculó con “los kukas”.

Milei respondió a la demanda de la familia de Ian Moche, un niño autista de 12 años, que pidió que se le ordenara retirar un tuit donde lo asociaba con “los kukas”.

El presidente presentó un escrito en la causa y se negó a eliminar la publicación. Argumentó que no atacó a Moche, sino al periodista que lo entrevistó, Paulino Rodrigues, a quien en su escrito judicial llamó “Pautino”. Además, dijo que el tuit fue publicado desde su “cuenta personal” @JMilei, que aunque está verificada por la red social X, no es una cuenta oficial del gobierno. Por eso pidió que la demanda fuera rechazada por “manifiesta improcedencia formal y conceptual”.

Milei defendió su libertad de expresión y negó que el “interés superior del niño” justifique limitar la expresión política en un debate público legítimo. Señaló que la familia reconoce a Moche como un “activista”, sujeto a críticas por sus ideas y forma de expresarlas. También afirmó que lo suyo fue una “opinión personal” y no un acto oficial del Estado.

Por su parte, el fiscal Oscar Julio Gutiérrez Eguía y el juez Alberto Recondo sostienen que la causa debe tramitarse en la justicia federal porque Milei actúa como jefe de Estado al tuitear desde una cuenta oficial verificada.

Milei sostuvo que su publicación fue “una acción privada” y que el cargo público no convierte en acto estatal todo lo que diga o haga en su vida personal o digital.

En el tuit en cuestión, Milei escribió:
“Pautino siempre del lado del mal. No falla nunca al momento de operar en contra del gobierno. Siempre del lado de los kukas… no falla…”

Además, dijo que Moche debería haber usado las vías internas de resolución en la red social, como denuncias o notas de la comunidad para dar contexto o desmentir el contenido, en lugar de ir directamente a la Justicia. Acusó a la familia de buscar la censura de su opinión sobre el periodista.

El presidente definió la demanda como parte de la “cultura de la cancelación”, un fenómeno global que atenta contra la libre expresión y busca silenciar opiniones contrarias, incluso de funcionarios y presidentes.

Milei sostuvo que el tuit no es un ataque personal contra Moche y que cualquier intento de supresión judicial es ilegítimo. También aseguró que el mensaje está protegido por la Constitución y tratados internacionales, y que no menciona al niño ni directa ni indirectamente, sugiriendo que la denuncia busca fines políticos o personales.

La Procuración del Tesoro, en línea con Milei, argumentó que la cuenta @JMilei es particular y no oficial ni institucional del Estado, y que la publicación fue fuera del ejercicio de funciones públicas.

Por último, el abogado de Moche, Andrés Gil Domínguez, sostuvo que la presentación de Milei “desconoce que la libertad de expresión protege a los particulares frente al poder, no al revés, especialmente cuando se trata de un niño autista”. Además, señaló que Milei fijó domicilio en la residencia presidencial, reconociendo su rol oficial, y criticó la contradicción con la postura de la Procuración.

Gil Domínguez afirmó que si realmente Milei no quiso agraviar a Moche, habría bastado con una aclaración, disculpa o eliminación del tuit, algo que “nunca ocurrió”.